Candás, 24 de Noviembre de 1908
Querido Oscar: Tenemos dos cartas tuyas, una de Gijón y otra de Santander y esperamos para Navidad la primera tuya de la llegada a esa, que esperamos sea con felicidad. Estas tres cartas las guardaremos como oro en paño, como recuerdo imborrable tuyo.
¡Como nos engañaste diciéndonos que habías de venir de Gijón con los encargos que te hicimos! No olvides nunca los sabios consejos que te hemos dado y los que te de tu tío Genaro. Sé hombre honrado, humilde y trabajador y no olvides que Dios está en todas partes.
José María llegó ayer a ésta y nos dijo que ibas muy contento. El Sr. Cura, Doña Asunción, Agapito, tu tío Genaro y Ramón, así como tu abuelo, recibieron carta tuya. Apártate siempre de las malas compañías y recuerda el adagio “Dime con quien andas y te diré quien eres”.
La ropa de tu uso que no te vaya sirviendo, consérvala guardada para cuando se te presente la ocasión mandarla para tus hermanos.
Los dueños y dependientes de la casa donde tu tío Genaro te coloque, has de respetarlos y obedecerlos como lo que son. En fin, yo espero y tengo confianza que te comportarás como aquí lo has hecho siempre para que ni nosotros ni tu tío Genaro tengamos nunca quejas respecto a tu comportamiento. Serás lo mas económico posible sin llegar por ello a la ridiculez; El aseo y la limpieza es saludable y necesario. Huye siempre del lujo y las modas, que a nada práctico conducen y estás en contradicción con la modestia y buen trato que debe tener el hombre. Te considero bien poseído de la primera potencia del alma, pero si acaso flaquearas en ella lee con frecuencia esta carta para recordar lo que en ella te digo y guárdala que es lo único que te puede dar hoy tu padre .
Dale nuestros recuerdos a tu/ntro. Tío y tu recibe el cariño de tu madre y hermanos así como un abrazo del que te escribe.
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